El Hechizo de Brujas
Cada lugar que visito, cada lugar que viajo y respiro me enamora a su modo. Hay algunos lugares más especiales que otros claro. En el caso de esta ciudad, se produjo el hechizo de Brujas sobre mi. Teniendo en cuenta que en este viaje me faltaba la chispa de otros y no me encontraba todo lo positiva que soy ahora, puedo afirmar con rotundidad que Brujas me hechizó.
Desde Bruselas
La visita a Brujas estaba programada en el viaje que hicimos a Bruselas para conocer el Parlamento Europeo. Bruselas no está mal, pero claro, cuando conoces la capital de Flandes occidental, las comparaciones son odiosas. Además, contamos con la suerte de que el clima mejoró y tuvimos día soleado, cosa que no es muy normal según nos contaron.
El origen de su nombre
El nombre de la ciudad viene del germánico occidental «Bryggia» («puentes»). En neerlandés “brug” significa “puente”, así que, el significado del nombre de la ciudad es debido a la gran cantidad de puentes que en ella existen (Brug en plural Brugge). Al traducir al español como Brujas se produce un “false friend” (falso amigo) pero que viene muy bien para reflejar el efecto que causa esta ciudad.
La ciudad de Brujas
Es una ciudad medieval, relativamente joven, pues como ciudad empezó a existir en el siglo XI. A mí, personalmente, me encantaron los edificios con ese toque de las ciudades del norte. El casco histórico me resultó acogedor y encantador, no me lo esperaba así para nada. El centro urbano mantiene las estructuras arquitectónicas originales en su mayoría. Por supuesto, los canales le dan ese toque romántico a Brujas. Es conocida como la “Venecia del norte”. Este empeño en comparar todas las ciudades con canales con Venecia me resulta cansino y tan poco original.
El hechizo final
Dejando de lado las comparaciones simplonas, volviendo al encanto de Brujas, ocurre que cuando admiras los canales con los edificios medievales tan majestuosos, los árboles y esa vegetación tan verde, el reflejo de la luz en el agua… Continúas, y llegas al centro histórico. El ambiente de la ciudad, sus tiendas de cuento (con figuritas, encajes, juguetes, etc.), las fachadas de las casas, los detalles, las iglesias… entonces llega el hechizo de Brujas. Así que respiras, observas e intentas guardar esa maravillosa sensación para tener un recuerdo muy especial.
He de añadir otro lugar que me impactó en Brujas: La basílica de la Santa Sangre. Pero eso ya lo explicaré en un próximo post.
¡A seguir viajando!